En su libro Gente tóxica, Bernardo Stamateas no abre una dura realidad acerca de las personas con las que nos relacionamos diariamente.

Nos cuesta pensarlo. A veces no queremos verlo, pero existen y existirán personas dentro de tu vida que son capaces de controlar tus emociones, destruir tu autoestima e incluso atentar contra tus sueños. A estas personas, se las conoce como personas tóxicas.

Más allá del dolor que nos generan estas personas, las preguntas que más nos importan son:

  • “¿Qué hago?”
  • “¿Cómo pongo límites sin lastimar ni lastimarme?”
  • “¿Cómo puedo lograr que esta gente tóxica no entre a mi círculo afectivo intimo?”

En este resumen del libro Gente Tóxica por Bernardo Stamateas hablaremos de varias categorías de personas tóxicas, cómo afectan tu vida y qué es lo puedes hacer para evitar el daño que provocan en tu vida.

Cómo la gente tóxica afecta tu vida

Empecemos diciendo que tu mente es como una esponja, absorbe todos los elementos que la rodean. Por más fuerte mentalmente que seas, si estás rodeado de gente que alimenta los pensamientos y sentimientos negativos como enojo, frustración, desesperación y miedos, tu mente acabará siendo intoxicada. Esto reduce considerablemente tu calidad de vida.

La gente tóxica a tu alrededor te está afectando más de lo que te puedes imaginar y lo peor, está limitando tu potencial para desarrollarte personal y profesionalmente.

La buena noticia es que puedes erradicar el efecto de estas personas sobre ti. Tienes la capacidad de controlar qué personas quieres que te acompañen en este viaje llamado vida.

Ahora bien, algo que debemos aclarar es que la gente tóxica no es gente mala por naturaleza. Son personas que han sido dañadas de cierta manera en su vida.

Cuando alguien se expresa con pensamientos y comentarios negativos, se debe a que ha tenido un pasado difícil, y en muchos casos, no sabe cómo expresar esa frustración y ese enojo más que a través de insultos, burlas y hasta agresiones.

Al darte cuenta de que este comportamiento proviene de un lugar de inconsciencia de estas personas, la empatía y la compasión serán tus mejores herramientas para tratar con ellos.

A continuación, Bernardo Stamateas nos muestra los perfiles más comunes de la gente tóxica. Saber reconocerlos será como ponerte una máscara de gas que filtre las toxinas que irradian estas personas.

Los mete-culpas

La culpa es uno de los sentimientos más negativos que puede tener el ser humano. Al mismo tiempo, es una de las maneras más utilizadas para manipular a otros.

Muchos psicólogos establecen que la culpa es la diferencia entre lo que hice y lo que debería haber hecho, entre lo que quiero y lo que debería hacer. La culpa es una emoción que nos paraliza, que nos impide seguir desarrollando todo el potencial que tenemos.

Cuando una de las áreas de nuestra vida no alcanza toda su capacidad de expresión nos sentimos con culpa. Nos volvemos vulnerables a la queja. A las demandas. A la manipulación.

Si le damos permiso a la culpa para que crezca y ocupe cada vez más espacio dentro de nuestras emociones, esta se convertirá en la causante de una depresión que sabremos dónde comienza, pero no dónde termina.

Todo lo que hayas dejado de lado para conformar a los demás puede ser recuperado si te lo propones y decides no postergar más tu deseo.

Muchas veces no somos felices porque estamos ocupados tratando de agradar a los otros o encargándonos de responsabilidades equivocadas, que pertenecen a terceros.

Consumimos todo nuestro tiempo erróneamente y cuando queremos saber a dónde se fueron tantos años de nuestra vida, cuando necesitamos apuntar lo que hicimos en el transcurso de la misma, nos damos cuenta de que malgastamos el tiempo que necesitábamos para ocuparnos de lo prioritario e importante: nosotros mismos.

El envidioso

La envidia es una emoción que no solo implica anhelar lo que la otra persona tiene o querer estar pasando por la misma situación que el otro; el acto de envidiar implica mucho más: te coloca en un plano de continua insatisfacción y de queja permanente.

La envidia nace de la sensación o de la creencia que nunca voy a tener lo que el otro posee. Sin embargo, esto puede modificarse si lo que te despierta envidia de otro es algo que tienes la absoluta certeza y convencimiento de que puedes lograrlo si te lo propones.

Pregúntate: “¿Qué es lo que hizo el otro para llegar a determinado lugar que yo no hice?”

Y una mejor pregunta sería: “¿Qué es lo que hizo la otra persona y que yo también puedo hacer?”

Esta reflexión no tiene como fin cargarte de culpas y reproches, sino ponerte ante un nuevo planteamiento acerca de la forma y las estrategias que debes accionar para llegar a tus objetivos. Lo que el resto de las personas adquirieron no es casualidad ni suerte, sino acción, decisión, y ejecución.

La envidia no vive sola, convive con la crítica, la murmuración, el chisme, la dependencia y el desgano. Actitudes que consumen nuestras fuerzas, convirtiéndonos en excelentes opinólogos, pero en pobres constructores de nuestra propia vida.

Desperdiciamos tanto tiempo en los otros que cuando tenemos que ocuparnos de nosotros mismos ya estamos desganados, y entonces solemos decirnos: “Se me pasó el tiempo” “Mañana ya lo haré”. Pero mañana tendrá el mismo resultado si no rompes el circuito de la crítica.

No compitas con nadie. Deja de creer que debes demostrar algo a alguien. No tienes que llegar a donde otro llegó, solo puedes esperar tus propios logros y límites.

Necesitamos aprender a celebrar y festejar los éxitos ajenos. Si puedes hacerlo, significa que estás en condiciones de anticipar que lo mejor, y bendiciones aún mayores, están por llegar a tu vida. Cada logro del otro debe ser un desafío para ti. El éxito de otro no debe ser un motivo de envidia, sino una fuente de inspiración.

Las grandes bendiciones, los grandes éxitos, suelen llegar de a poco, para que tus enemigos no te destruyan a causa de la envidia.

Hoy, ocúpate de ti. Valora que te tienes a ti mismo. No esperes nada de nadie. Rompe tus límites. Pelea solo por causas que valgan la pena. Tomate tiempo para descansar. Busca consejos de gente sabia. Demuestra amor por los seres que amas.

El descalificador

Muchas personas desperdician a diario minutos y horas tratando de descalificar a todo aquellos que se encuentran a su alrededor. Pareciera ser que disfruten al menospreciar y rebajar a los demás, sea cual fuere la tarea que están realizando o el vínculo que tengan con las víctimas.

El descalificador tiene como objetivo controlar nuestra autoestima, hacernos sentir menos ante los demás. De esta forma, él o ella puede brillar y ser el centro de atención.

Si haces algo, el descalificador te criticará por tu accionar y si no actúas, te juzgará por no hacerlo. Son seres que proyectan en los otros todas las frustraciones e inseguridades que no les permitieron crecer ni desarrollar su potencial y sus sueños.

A la conclusión que podemos llegar es la de caer en su juego, no ceder ante esos golpes bajos. Comienza por priorizar tu vida, cuidando de tus emociones, deshaciéndote de toda la gente toxica que por años estuvo cerca y sigue tu camino.

El agresivo verbal

El agresivo verbal tendrá como objetivo hacerte sentir poca cosa, incapaz, débil e inseguro. Este tipo de gente tóxica tiene como fin que creas que él sabe todo y que, además de saber más, tiene la capacidad y la autoridad para llevar a cabo lo que se proponga.

Todo lo que te diga, hasta la adulación, lo hará en un tono irónico. Si le preguntas que le pareció el trabajo que hiciste, es probable que te responda: “Está bien, pero daba para muchos más, hubieras hecho esto o aquello, otra cosa hubiera sido mejor”.

La agresión verbal extenderá tu mente o la limitará según como la proceses: el ataque verbal intentará bloquear tu potencial y los sueños que tienes por delante.

El falso

Conocerse es saber que siempre puedes un poco más. Que siempre hay nuevas oportunidades y posibilidades.

Es fundamental que entiendas que si no logras romper con las máscaras nunca llegaras a ser quien verdaderamente eres, no podrás dar paso a quien está dentro tuyo esperando ser descubierto.

El psicópata

No es solamente un estafador, un asesino, este tipo de gente tóxica puede estar en el trabajo, en la escuela, en la iglesia, en cualquiera de los ámbitos donde nos movemos.

Los psicópatas son expertos en la mentira y en los engaños y tienen como fin traicionar y arruinar tu vida. Tengamos en claro que los psicópatas representan a las personas que no tienen culpa ni angustia, que mienten, engañan, roban y no sienten absolutamente nada por el daño que causan.

El mediocre

En la urgencia por cumplir con lo que se nos pide a diario descuidamos el hábito de apartar el tiempo que necesitamos para capacitarnos y mejorar continuamente. Los seres humanos tendemos a conformarnos y aferrarnos a lo conocido por miedo a perder lo que ya hemos conseguido.

Te levantas. Sigues tu rutina. Vas al trabajo. Cumples tu horario laboral. Tomas el medio de transporte. Vuelves a tu casa. Ves televisión. Y te vas a dormir. Al día siguiente vuelves a repetir el mismo ciclo.

Y así pasan tus días, inmersos en una red que te atrapa, donde el estímulo, los sueños, los éxitos y trascendental no tienen lugar. Todo lo que necesitas para triunfar está dentro de ti. Tus emociones te pertenecen: dependerá de ti ser el generador de cada logro que alcances. Toma la determinación de ser el hombre o la mujer que quieres ser.

El chismoso

Cuando uno habla de aquello cuya fuente original no ha confirmado, se transforma, no en un comunicador, sino en un cómplice del chisme, en un simple chismoso. Aquellos que siguen hablando del chisme después de haberlo escuchado son tan responsables como su autor.

Todos los rumores, en algún momento, mueren, pero mientras eso sucede se mortifican muchas vidas. Aprendamos a ponerles límites y no permitamos que sigan haciendo estragos. Frente a ellos tomemos actitudes positivas que nos permitan desintoxicarnos y ser libres de los chismes y de sus comunicadores.

El jefe autoritario

Basados en el temor del empleado a perder el trabajo o en su necesidad de tener un salario “sí o sí”, este estilo de jefes acrecienta su figura con autoritarismo con el fin de sacar ventaja de su posición y de que su voluntad sea cumplida sin ser cuestionada ni objetada.

Este estilo de liderazgo busca el logro permanente de sus objetivos más allá del pensamiento en equipo, de la búsqueda de superación y el beneficio para todos.

Un jefe autoritario no guía, sino que hostiga, no logra que su equipo obedezca voluntariamente, sino que obtiene el control imponiendo su autoridad, inspirando temor en lugar de confianza, transformando al trabajo en una carga pesada en lugar de presentarlo como un proyecto interesante, motivador y beneficioso para todos.

Un líder es una persona que tiene visión y sueños, y su misma visión genera el movimiento que se necesita para estar siempre motivado. Un líder sabe a dónde quiere llegar, no depende de sus sentimientos ni de sus estados de ánimo, sino que se apoya en su determinación, su objetivo y su eficacia.

La autoestima te dice: “me gusta”; la eficacia dice: “yo sé que puedo”. Un líder no trabaja ni se esfuerza en vano: sabe que su trabajo y su dedicación sí o sí tendrán una recompensa.

La visión llegará a tu vida y tu fe se encargará de cumplirla. Visión es ver adentro lo que luego se verá afuera; es visualizar lo que otros no ven y oírlo antes de que suene.

El neurótico

Los neuróticos buscan la perfección en todo lo que realizan y cuando no lo logran, son presas de sus propias angustias y tensiones.

Su intenso temor frente a las críticas y al error los llevan a pensar que, de no hacer sus tareas en forma casi perfecta, serán el hazmerreír de quienes los rodean y además serán abandonados por ellos.

La persona neurótica no sólo vive angustiada por lo que dice y hace, sino también por lo que no dice y por lo que no hace. La incertidumbre que lo acompaña suele generarle una serie de síntomas físicos (tales como ahogos, mareos, transpiración, temblores, palpitaciones, dolor de pecho, etc.) que rompe con los parámetros normales de toda angustia.

El manipulador

Los manipuladores son personas que quieren tener control sobre tu vida. Si ven lo valioso que eres, que tienes éxito o simplemente perciben en tu vida algo que ellos no tienen, querrán sacártelo. Para ejercer control sobre tu vida, el manipulador se va a valer de distintas armas. En un principio utilizará la seducción, hasta lograr tenerte en sus manos.

El manipulador suele aparecer como alguien que es protector, bueno, que te quiere amar, que te da, pero después, todo lo que te da, no tengas duda de que te lo va a querer cobrar.

El que da sinceramente, nunca va a pedir nada a cambio; en cambio el manipulador te dará para después venir a pedirte su recompensa. Exigirá que estés en todo momento para satisfacer todas sus necesidades, pero nunca estará ahí para cuando tú lo necesites.

Tan hábil es este tipo de gente tóxica que de apoco utilizará con mayor frecuencia la crítica, el maltrato y la culpa para manipularte. Te hará creer todo el tiempo que él vale más que tú para que te dé miedo perderlo y quieras retenerlo. Cuando en realidad es él quien está manipulándote porque quiere quitarte lo que tú tienes.

El orgulloso

El orgulloso termina, en muchas ocasiones, humillado. Cuando nos sentimos imprescindibles en determinadas áreas, seguramente aparecerá alguien que hará mejor que nosotros las cosas y se llevará el premio.

Tener confianza en nosotros mismos y en los demás es muy bueno y productivo, sin embargo, necesitamos dejar un margen necesario para mejorar, cuestionar, reconocer los errores, superarnos, darle un lugar a la equivocación y romper con el perfeccionismo que nos encierra en latas herméticas que no permiten que nada de lo nuevo y de lo mejor atravesé en ellas.

Seamos excelentes en todo lo que hacemos, la perfección sólo nos detendrá a mirar los detalles. Sólo las mentes abiertas son capaces de comprender que todo puede ser mejorado, y que siempre podemos ir por más. El problema más grande que padecen los seres humanos es la parálisis mental, parálisis que les impide seguir soñando.

El quejoso

La queja sólo produce insatisfacción, siempre mostrará descontento, resentimiento, disgusto; refleja una emoción encapsulada que termina enfermando no sólo tus pensamientos, sino también tu cuerpo.

El quejarse es producto de una acumulación de emociones reprimidas actuales y pasadas, muchas veces por no decir nada, y otras tantas por hablar en demasía.

En la sociedad en la que vivimos hay muchas personas que se quejan todo el tiempo. Necesitamos romper con esas costumbres, ese mal hábito, y ser libres de ese parloteo continuo que sólo nos trae más dolores de cabeza.

El tiempo que perdemos quejándonos podríamos aprovecharlo buscando soluciones y sacándole provecho a la situación por la que estamos pasando. Revierte todo lo que esté a tu alcance y busca el lado bueno a tus circunstancias.

Es importante que nuestras mentes estén siempre ocupadas, ya sea trabajando, estudiando o perfeccionándonos. Procura hacer siempre algo productivo de manera tal que la queja no tenga espacio en tu vida. No dejemos nuestra mente ociosa. Mantente ocupado, con la visión en tus sueños, libera tu potencial y usa toda la creatividad que tienes a favor tuyo.

Olvida la queja, erradícala de tu vida, y verás que todo te va a salir como lo estás esperando.

El poder de las palabras

Cuando somos capaces de llevar a cabo lo que hemos prometido, nuestras relaciones, sean familiares, laborales o sociales son cada vez más óptimas. Alguien fiel a sus palabras es confiable y apto para estar en niveles de poder y liderazgo.

Controlemos lo que sí podemos controlar: nuestras palabras. Porque aquello en lo que más piensas y de lo que hablas, en eso te conviertes. No funcionemos por emoción, sino por convicción.

No dejemos que nuestras palabras nos condenen ni condenen, nos juzguen o enjuicien. Llenémonos de palabras de vida, de pasión, de aliento, de estima, de motivación, de anhelos, de deseos y accionemos de acuerdo a ellas. Aprendamos a hablar en positivo y no en negativo.

Libres de la gente

Ser libre de la gente no quiere decir encerrarnos en una burbuja y no tener contacto con nada que tenga que ver con las personas, sino elegir con quiénes hemos de relacionarnos.

Nuestra meta es poder elegir eficazmente a quienes nos acompañarán en el camino hacia nuestros sueños. Son las conexiones y personas de oro que potenciarán nuestras capacidades al ciento por ciento.

El único ser que podrá limitar lo que eres capaz de alcanzar eres “tú mismo”. Cuanto mayor sea el tiempo que le dediques a escuchar tu propia voz interior, cuanto más te detengas a observar tu reloj interno y a prestar atención a lo que dice tu corazón, mayores serán los éxitos que vas a cosechar.

Si te dicen que no vale la pena, tú insiste, porque seguramente en la negativa está escondida tu prosperidad.

No te enfoques en las personas, enfócate en los objetivos. No te detengas a evaluar ni a entender a nadie. Tu objetivo no es comprender ni justificar las actitudes de los otros, sino las tuyas, lograr la visión correctiva necesaria y seguir hacia la meta.

Opinión sobre el libro Gente Tóxica

A través de este resumen de Gente tóxica de Bernardo Stamateas, descubrimos una profunda y clara exposición sobre el impacto negativo que las personas tóxicas pueden tener en nuestra vida diaria.

A través de la identificación de diferentes perfiles de personas tóxicas, el autor no solo nos ayuda a reconocer los comportamientos perjudiciales, sino que también proporciona estrategias prácticas para protegernos de su influencia.

Stamateas destaca la importancia de mantener la calidad de nuestras relaciones personales, subrayando que, aunque estas personas no son necesariamente malas por naturaleza, sus acciones y comportamientos pueden ser extremadamente dañinos.

El enfoque del autor en la empatía y la compasión para lidiar con estos individuos es una invitación a no caer en el resentimiento, sino a tomar el control de nuestras vidas, establecer límites claros y rodearnos de personas que nos inspiren y apoyen.

En opinión personal, Gente tóxica es un libro esencial para quienes buscan mejorar su bienestar emocional y su desarrollo personal. Al ofrecer herramientas prácticas para identificar y manejar la toxicidad en las relaciones, Stamateas empodera al lector a tomar decisiones conscientes sobre quiénes merecen un lugar en su vida. Es un llamado a priorizar nuestro bienestar emocional y a cultivar relaciones saludables que nos permitan alcanzar nuestro máximo potencial.

Sobre el autor del libro

Bernardo Stamateas es doctor en psicología y sexólogo clínico. Escritor y conferenciante de renombre internacional. Sus libros, Gente tóxica, Emociones tóxicas y Heridas emocionales lo han convertido en un fenómeno mundial en el campo de la autoayuda.

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